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¡Cambia el disco interno de Mac para obtener un rendimiento nuevo!

Cualquier ordenador, Mac o PC, tiene un disco duro para su funcionamiento almacenando el sistema operativo. Como cualquier componente del ordenador, el disco duro – HDD en inglés por Hard Disk Drive – puede tener problemas de lentitud antes del final de su vida útil, lo que es normal.

Antes de que esto ocurra, existe un software para conocer el uso que ya se ha hecho del componente y, así, informar de la vida útil restante estimada.

Disco duro mecánico o SSD, ambas tecnologías cumplen necesidades específicas y mejoran con actualizaciones técnicas.

¿Por qué cambiar el disco interno de Mac?

A medida que utilice su Mac, pueden aparecer signos de debilidad con tiempos de carga más largos o con una velocidad de transferencia de archivos degradada progresivamente.

Es necesaria una actualización técnica que sustituya su capacidad interna, mecánica o SSD, en su Mac. En este caso, se aconseja, si todavía no lo ha hecho, integrar un disco nuevo a la vez que sustituya la memoria RAM en DDR3 o 4, según su ordenador.

Esta actualización técnica incluida se extiende a la sustitución de la batería de macbook si todavía no se ha sustituido.

¿Qué unidad interna elegir para su Mac?

Una actualización técnica le ahorra mucho más que comprar material nuevo: ¡bono para su dinero y bueno para el medio ambiente!

El cambio de la unidad interna también responde de forma más sencilla a la necesidad de capacidad adicional, sobre todo cuando se utilizan archivos pesados ​​como vídeos, fotos y montajes de audio profesionales.

En este escenario, puede elegir un disco nuevo como principal o instalar uno de disco secundario. Para los Macbook, existen adaptadores disponibles para configurar este tipo de dispositivo.

En la práctica, este tipo de esquemas permite al usuario disponer de más espacio de grabación para explorar archivos fuera de la asignación del sistema operativo, o instalar otro sistema operativo, como dos versiones distintas de Mac OS, Windows o incluso Linux para necesidades de desarrollo.

Después de haber sustituido su disco duro original por uno más eficiente, piense en reciclarlo en un caso adecuado convirtiéndolo en un disco duro externo o base, con o sin tornillos, una acción habitual para realizar copias de seguridad efectiva y operativa sobre todo entre los profesionales. .

¿Cuáles son los resultados esperados y qué modelos de accionamiento interno elegir?

Al sustituir el disco interno, el usuario espera una mejora del rendimiento general sin tener que esperar a que aparezca un mensaje o menú en el momento correcto. Estas mejoras dependen claramente de la tecnología utilizada, su tamaño y su capacidad.

En el ámbito de los medios de almacenamiento, se distingue entre disco duro para disco duro o disco duro mecánico y SSD por disco de estado sólido o disco de memoria flash.

Claramente orientado al almacenamiento, el disco duro mecánico tiene la ventaja de ofrecer un espacio lo suficientemente grande para utilizar muchos documentos a un precio muy asequible.

Además, la tecnología, para su edad, está suficientemente dominada, lo que permite a los usuarios anticipar los primeros signos de debilidad antes de la sustitución.

Por tanto, el disco duro mecánico está pensado para ser rentable para la mayoría de usuarios y, por tanto, forma parte de una relación capacidad/precio inmejorable.

El SSD, a su vez, a través de su memoria flash, ofrece una velocidad de lectura y escritura de unos 500 MB/s mientras que su más antiguo, el HDD, ofrece una dinámica de 110 MB/s en promedio: los archivos se transfieren más rápidamente. Por tanto, se espera claramente que la memoria flash ejecute aplicaciones multitarea, especialmente para programas dirigidos a personas creativas como Photoshop, Logic Pro o Final Cut.

Además, el equipo arranca más rápido, independientemente del sistema operativo instalado. Para ordenadores portátiles como el Macbook Pro, la autonomía se mejora por la ausencia de mecánica para alimentar: menos componentes que alimentar para ahorrar energía de la batería.

Otra tecnología no mencionada anteriormente combina las dos: SSHD o soporte híbrido. Este tipo de unidad interna ofrece la capacidad de respuesta de SSD y una gran capacidad ampliada de HDD.

Por tanto, el usuario puede instalar el sistema operativo en la parte SSD y guardar sus archivos en la parte mecánica del dispositivo.

Algo más caro que un HDD y menos caro que un SSD, SSHD encuentra su sitio entre los dos mundos y no es necesario instalar ninguna utilidad específica para que funcione correctamente.

A través de los distintos modelos de discos duros conviven dos tamaños: el formato de 2,5 pulgadas y el formato de 3,5 pulgadas. Estando este último bastante pensado para el universo PC mediante la instalación de una torre, es el formato de 2,5 pulgadas que se utiliza para Macbooks, imacs y Mac Minis.

Además, esta diferencia de tamaño sólo se refiere al modelo mecánico, con el SSD sólo se ofrece en 2,5 pulgadas.

¿Qué modelo de disco interno o SSD elegir?

Algunas marcas son conocidas por la fiabilidad de sus productos en términos de discos duros y SSD. Entre Toshiba, Seagate y Western Digital por un lado para discos duros mecánicos y Samsung, Crucial y PNY por otro para SSD, la elección para el usuario es bastante rica.

La marca OWC destaca por su gama de módulos SSD diseñados exclusivamente para los modelos de Macbook Air.

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La elección de un SSD se reduce a velocidades de transferencia de hasta 550 MB/s y capacidad de grabación.

Las tasas de error en SSD son mucho menores que con un HDD. Además, la vida útil de una memoria flash, con un uso normal en condiciones físicas correctas, es de al menos 10 años.

Elegir un disco mecánico será más técnico. La presencia de platos implica una velocidad de rotación para transferir datos en lectura y escritura, ésta se expresa en revoluciones por minuto.

Para los discos duros que se ofrecen en 2,5 pulgadas, el usuario puede elegir entre una versión de 5400 y 7200 rpm, siendo ésta última más rápida que la primera.

El otro criterio a tener en cuenta es el tamaño de la caché: cuanto mayor sea el componente, más responsiva será.

La tasa de fiabilidad es también un criterio de elección, especialmente para los profesionales, presentado anualmente según un estudio independiente.

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